Cuando suben las temperaturas, no solo sufrimos físicamente, también cambian nuestras emociones y nuestra forma de actuar. Aquí te contamos cómo el calor extremo nos afecta:
1. Aumenta la irritabilidad
El calor constante eleva el estrés y reduce la tolerancia. Las personas se vuelven más impacientes, impulsivas y agresivas.
2. Dificulta el sueño y la concentración
Dormir mal por las noches calurosas afecta el ánimo y el rendimiento durante el día. Nos sentimos más cansados, lentos y dispersos.
3. Reduce la capacidad de tomar decisiones
El cuerpo gasta más energía en regular la temperatura, dejando menos recursos para pensar con claridad o resolver problemas complejos.
4. Aumenta la ansiedad y el malestar emocional
El calor extremo puede intensificar sensaciones de agobio, ansiedad o desesperación, sobre todo en ambientes urbanos.
5. Puede agravar conflictos sociales
Estudios demuestran que en épocas de calor aumentan las discusiones, los accidentes de tráfico y hasta la violencia.
¿Qué podemos hacer?
- Hidratarnos bien
- Evitar la exposición directa al sol
- Buscar espacios frescos
- Ser pacientes con nosotros y los demás
- Dormir con ropa ligera y buena ventilación
¡Ojo! El calor afecta más de lo que creemos. No es solo incomodidad: también puede cambiar cómo pensamos, sentimos y actuamos.