A menudo se escucha que los jóvenes viven desconectados, indiferentes o apáticos. Sin embargo, esa “falta de interés” es más una impresión que una realidad. Detrás de esa actitud hay motivos que conviene entender:
- Mecanismo de defensa
Mostrar indiferencia puede ser una forma de protegerse frente a un mundo lleno de exigencias, críticas y comparaciones constantes. Es más fácil aparentar que “nada importa” que mostrar vulnerabilidad. - Sobrecarga de información
Crecen en una época saturada de noticias, crisis y cambios acelerados. Ante tanta estimulación, desconectarse parece una manera de recuperar aire. - Búsqueda de identidad
La juventud es una etapa de exploración. El desinterés aparente a menudo refleja que aún no han encontrado qué los mueve de verdad, y están probando distintas formas de expresarse. - Desconfianza hacia las instituciones
Muchos jóvenes no se sienten representados por la política, la educación tradicional o el mercado laboral. Esa falta de referentes genera desencanto y distancia. - Prioridad a lo inmediato
Su mirada suele estar puesta en el presente. Esto no significa que no les importe el futuro, sino que buscan experiencias significativas aquí y ahora, aunque desde fuera parezca desinterés.
En realidad, los jóvenes sí se preocupan: por su bienestar, por la justicia social, por el medio ambiente o por su futuro. Lo que cambia es la forma de expresarlo y los canales que usan para hacerlo.