Desconfianza en los políticos
Muchos jóvenes asocian la política con corrupción, promesas incumplidas y falta de transparencia.
Esto genera la sensación de que “da igual quién gobierne, nada cambia”.
Desconexión con su realidad
Los discursos políticos suelen parecer lejanos, llenos de tecnicismos o centrados en temas que no responden a las preocupaciones reales de la juventud (vivienda, empleo, salud mental, medio ambiente).
Falta de educación cívica
En el sistema educativo actual hay poca formación política o ciudadana.
Muchos jóvenes no saben cómo funciona el Estado, las instituciones o su poder como votantes.
Saturación informativa y desinterés mediático
Las redes sociales han cambiado la forma de informarse:
Los jóvenes se exponen a mucha información, pero mezclada con entretenimiento, lo que diluye el interés por temas serios.
Además, las noticias políticas suelen presentarse con un tono negativo o conflictivo.
Sensación de impotencia
Existe una percepción de que “mi voto no sirve para nada” o que las decisiones ya están tomadas por grandes poderes económicos o partidos tradicionales.
Nuevas formas de participación
No significa que los jóvenes sean apáticos:
Muchos prefieren activismo social, medioambiental o digital, movimientos feministas o climáticos, antes que la política institucional.
Es decir, participan, pero de otra manera.
No es que los jóvenes no tengan ideales…
Es que no encuentran en la política tradicional un canal efectivo para expresarlos.



